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El académico Leonardo Cravero, junto al artista visual Rainer Krause y el director de la Escuela de Artes, Renzo Vaccaro.
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Instalación sonora en Galería de Arte
2007-07-20 20:28:05
Se inauguró la exposición del destacado artista visual Rainer Krause denominada "Cambiar la pronunciación del propio nombre". La presentación de esta particular muestra se realizó este jueves 19 de julio a las 19.30.horas, en Galería de Arte Universidad Católica de Temuco |
Este jueves 19 de julio se inauguró la exposición sonora "Cambiar la pronunciación del propio nombre" del artista alemán Rainer Krause, en la Galería de Arte de la Universidad Católica de Temuco.
En la oportunidad la presentación artística contó con dos etapas: la primera un par de parlantes, adosados a una pared, que repetían incansablemente el nombre de Rainer Krause, y tenía como fin dar a conocer las diferentes formas de pronunciación que tenía la gente en nuestro país del nombre del artista.
La otra parte de la obra estaba ubicada en un cuadriculo emplazado al centro de la galería, el que poseía cinco parlantes que tocaron un sonido parecido a la música pero sin la linealidad temporal que la caracteriza, como el inicio y el final. Con esto el artista señaló que quiso omitir la imposición de una obra y que las diferentes recepciones se asemejen a la de los elementos visuales, cambiando el concepto de que la observación no depende del objeto sino del sujeto.
OBRA
La obra que se presenta en la Galería constituye lo que se denomina una instalación sonora, de la cual Rainer Krause enuncia: "En las instalaciones sonoras el sonido no tiene que tener las características de un desarrollo temporal como en la música, con punto culminante, final, etc. que impone al público el tiempo específico de la obra. Así la recepción del sonido se asemeja a la de los elementos visuales, donde la duración de la observación no depende del objeto sino de la decisión del observante. Entonces tampoco la percepción del tiempo hay que pensar en formar lineal. El tiempo mismo (a través de sonido) se expande en el espacio como un objeto.
Frente a esa situación el público no se encuentra “frente” de una obra sino “adentro”, a través del movimiento espacial y el desplazamiento de la atención, el público estructura la obra. Esta nueva relación entre arte y público fue definida anteriormente en el arte de acción. En las instalaciones sonoras queda más clara y es más importante el carácter estético de esto, pues al contrario de la performance o el happening el sujeto artístico se ha retirado. Su función es aquí la determinación previa de condiciones, en los cuales el público compone".
INSTALACIÓN SONORA
La separación del sonido de su fuente a través de la grabación, almacenamiento, manipulación y transmisión transforma el sonido en material plástico modelable y combinable. En su nueva calidad no necesariamente queda integrado su significado original.
En las instalaciones sonoras el sonido no tiene que tener las características de un desarrollo temporal como en la música, con punto culminante, final, etc. que impone al público el tiempo específico de la obra. Así la recepción del sonido se asemeja a la de los elementos visuales, donde la duración de la observación no depende del objeto sino de la decisión del observante. Entonces tampoco la percepción del tiempo hay que pensar en formar lineal. El tiempo mismo (a través de sonido) se expande en el espacio como un objeto.
Frente a esa situación el público no se encuentra “frente” de una obra sino “adentro”, a través del movimiento espacial y el desplazamiento de la atención, el público estructura la obra. Esta nueva relación entre arte y público fue definida anteriormente en el arte de acción. En las instalaciones sonoras queda más clara y es más importante el carácter estético de esto, pues al contrario de la performance o el happening el sujeto artístico se ha retirado. Su función es aquí la determinación previa de condiciones, en los cuales el público compone.
Este proceso de composición mediante desplazamiento físico provoca una atención del público diferente como en la contemplación habitual de obras de arte. En un concierto de música común o en una exposición tradicional, donde el público selecciona su percepción a la dimensión acústica o visual respectivamente, sabe distinguir exactamente entre obra y entorno. No así en una instalación que abarca estímulos visuales y sonoros (y a veces otros estímulos más) simultáneamente. El entorno sonoro (sonidos que provoca el propio público y otros ruidos ajenos de la instalación) y visual (características arquitectónicas de la sala o del entorno urbano, movimiento de otras personas, etc.) entra en la conciencia del receptor. La situación “empírica”, en la cual se encuentra la instalación, no sigue siendo una mera necesidad para la presentación y recepción de una obra, sino se transforma en un elemento indispensable del trabajo artístico. |
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